domingo, 23 de junio de 2013

Hospitalero Voluntario.

Mi primera experiencia como Hospitalero Voluntario.

He terminado otra, para mí, gran experiencia. Es ser Hospitalero Voluntario. Todo un gran sueño. De sentirme útil asistiendo a peregrinos. Para tener nuevas experiencias y conocer un gran trabajo voluntario que me sigue sorprendiendo.

Conozco a una persona, Antonio Jarit, desde hace muchos años. Coincidí  con él en la Ermita de Igartza, en Beasain, cuando fui a por una Credencial para andar el Camino de Santiago del Norte Interior. Era él quien entregaba las Credenciales.
Antonio es también el responsable del Albergue de Beasain y me propuso hace un año integrarme en la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Gipuzkoa. Y lo hice. También me propuso a principios de año hacer de hospitalero voluntario para ir al Albergue de Beasain y no dudé ni un minuto en hacerlo.
Así que a primeros de mes, dejé aparcadas mis obligaciones durante unos días y allí me planté. Las razones de marcharme como hospitalero fueron varias, por una parte quería agradecer de alguna forma todo lo que el Camino me había aportado a mí. Mi vida cambió después de mi primer Camino, que fue una especie de punto de inflexión en mi vida. Por otra parte quería agradecer todo aquello que muchos hospitaleros hicieron conmigo.
Y la mejor forma que veía de agradecerles todo aquello, era siguiendo sus pasos, haciendo a otros, lo que ellos hicieron conmigo. No existe una razón, sino más bien fueron un conjunto de razones.
La experiencia de Hospitalero es altamente recomendable para todos aquellos peregrinos que ya hayan andado el Camino. Sólo una vez lo has andado, puedes entender lo que se siente, lo que se sufre, lo que se vive de peregrino.
¿Qué es ser Hospitalero Voluntario?.
El Hospitalero es la figura más emotiva que surge en el trazado jacobeo en los últimos años. Los Albergues junto con este altruista grupo, propician que los espacios de acogida sean uno de los últimos lugares de comunicación entrañable que nos van quedando.
Ser Hospitalero Voluntario consiste en ser la persona responsable del Albergue de peregrinos, recibirles calurosamente, inscribirlos, acomodarlos, resolver sus dudas, solucionar los problemas que surjan, mantener el albergue limpio y en condiciones, reponer el papel higiénico... y en algún Albergue, organizar una cena comunitaria.
Una vez concluido el Camino de Santiago, a la mayoría de los peregrinos nos queda en el interior la intención de agradecer lo que han hecho por nosotros todos los Hospitaleros Voluntarios con los que nos hemos encontrado en los Albergues.
Se puede asegurar que las peregrinaciones son totalmente diferentes cuando hay Hospitaleros. Por ello, este perfil humano tan necesario provoca que el Camino de Santiago no sea una ruta más, sino una maravillosa experiencia.
¿Quién que haya peregrinado no se acuerda de algún hospitalero?. Si se dice que "peregrinar es rezar con los pies", ser hospitalero es "peregrinar con el corazón".
Posiblemente, sea una experiencia más fascinante si cabe, que la propia de encaminar los pasos hacia Santiago de Compostela. Es una vivencia única y especial, que enriquece los sentimientos y estrecha las relaciones personales.
Este colectivo viene a demostrar que dentro y fuera de las Asociaciones, hay gente que vive el compromiso y filosofía primordiales de los Amigos del Camino de Santiago y de las Asociaciones Jacobeas: ¡Ejercer la hospitalidad!.
Si estás interesado en ejercer como tal, puedes ponerte en contacto con una Asociación de Amigos del Camino de Santiago, y gustosamente te informan de ello.
Siempre tendrás como principal recompensa, el reconocimiento de los propios peregrinos que se alojen en el Albergue, y el apoyo y agradecimiento de las Asociaciones.

El Hospital de Peregrinos de Beasain.
Hospital de Peregrinos, en recuerdo a la edad media. En el fondo este Albergue es una auténtica casa del peregrino. Donde todos tienen acogida, donde todos tienen su lugar.
El Hospital de Peregrinos en Beasain está situado en pleno Camino Vasco del Interior o del Túnel de San Adrián. Ubicado en el complejo de Igaratza, ocupa la casa del molinero.
El Albergue es propiedad del Ayuntamiento y la Institución encargada de la gestión y los costes de mantenimiento es la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Gipuzkoa y está atendido por Hospitaleros Voluntarios de la misma Asociación.
Está abierto desde la semana anterior a Semana Santa hasta la última semana de septiembre. Fuera de estas fechas, en caso de estar el albergue cerrado hay que llamar al número de teléfono que se encuentra en la puerta.
Inaugurado en junio de 2011, su precio es de donativo voluntario. Cuenta con dos habitaciones y 20 plazas en camas. La hora de apertura es a partir de las 15:00 y la hora de cierre: 22:00, si bien, el propio hospitalero abre antes el Albergue según las necesidades.

Cómo ha sido mi experiencia.
Cuando se marcha el último peregrino, ves el Albergue vacío, sientes el cansancio, el sueño, te entran ganas de meterte en la cama de nuevo, pero tienes todo el día por delante y mil cosas que hacer.
Luego comienza la limpieza, barrer, fregar, limpiar los baños, desinfectar las duchas, la cocina, airear todo. Mientras limpias piensas en los peregrinos que se encuentran en ese momento caminando.
Yo mientras, estoy preparándolo todo para su llegada, para que se sientan cómodos y a gusto, felices.
Y cuando acabo abro de nuevo el Albergue.
Mientras, estoy a la espera del peregrino. Esos son los momentos que más me gustaban. Sentarme en la puerta, con un buen libro entre las manos, leyendo y esperando a que llegasen.
Normalmente llegaban bastante cansados, mojados por la lluvia muchas veces, o agotados. Lo primero era invitarles a sentarse, ofrecerles agua, sellarles la credencial, tomarles los datos, explicarles las normas y enseñarles el Albergue, las camas, las duchas, el baño y la cocina.
Algunos peregrinos se iban a comer o cenar a algún bar, otros cenaban en el Albergue y era el momento donde todos ellos estaban juntos, hablando, contándose sus vidas, sus experiencias... Me encantaba escucharles.
Y he de reconocer que muchas veces me costaba mucho no contarles mi propia experiencia, aunque alguna que otra vez lo hice.
Me preguntaban por los próximos kilómetros, dónde estaban los Albergues, los pueblos, distancias. Yo pacientemente les explicaba, les orientaba.
Hablaba con ellos, me contaban sus experiencias, sus vivencias, lo que para ellos estaba significando el Camino, recuerdo testimonios, increíbles y emocionantes. También les intentaba dar consejos, sobre el peso de las mochilas, sobre el cuidado de los pies, sobre las siguientes etapas.
Muchos peregrinos no pasaron por allí esos días, pero de algunos recuerdo sus nombres, sus rostros, seguramente dentro de unos años olvidaré esos rostros, esas personas. Hombres y mujeres que pasaron por aquella "Casa del Peregrino". Compartí con ellos unas horas de sus vidas, unas horas de su Camino y nunca olvidaré esta maravillosa experiencia.
Bueno, concluyendo, simplemente la experiencia ha sido una auténtica maravilla, una gozada. Mucha gente me pregunta: Pero... ¿te marchas a limpiar una casa durante unos días, y además tienes que pagarte hasta la comida?. Y es cierto, pero hay algo más.
El trabajo de los voluntarios tiene una recompensa que cualquier otro no tiene y que no se puede comprar con dinero. Esas sonrisas de los peregrinos cuando se marchan, esas "gracias" que sabías que salían de lo más profundo de sus corazones, que estaban repletos de sinceridad, de amor, de cariño, de felicidad, esos abrazos tan llenos de sentimientos.
Seguramente no los vuelva a ver en mi vida, no vuelva a tener noticias de ellos. Pero seguirán ocupando un lugar muy importante en mi corazón, gracias a ellos esta experiencia ha sido tan satisfactoria.
Gracias a todos los peregrinos que pasaron por Beasain, y por los que también antes pasaron, por los que siguen pasando cada día, y seguirán pasando hasta el final de los tiempos.
De una forma u otra, estás trabajando todo el día. Aunque son tantas las gratificaciones que recibes que casi no te das cuenta. La pregunta que me hacen los que no conocen el Camino es siempre la misma: Por qué vas de hospitalero, a currar gratis como un negro?.
Porque es una manera diferente de vivir el Camino. Cuando lo andas como peregrino te sientes fluir por el mundo.
Como hospitalero es el mundo el que fluye por ti.

Así cada día. Convives con otras personas, cada cual con su historia a cuestas. Pero no hay día sin que te encuentres a alguno con quien conectas particularmente y que haga que todo el esfuerzo haya merecido la pena.
Personas que tienen algo que contarte o a las que tienes que contar algo; que aparecen para ayudarte o para que tú les ayudes. Así pintamos y nos pintan a cada uno en un mosaico mental de lo que somos, de cómo interpretamos el mundo, enriqueciéndolo con cada retal.
Me han enseñado a recibir docenas de abrazos. Me han hablado de lugares que quiero conocer. Me han contado historias de desamores. Me han regalado un puñado de Emails para no perder el contacto.
Sin duda hay una gran gratificación en el dar. De eso saben mucho los que son padres. Pero además, cuando das, recibes, a menudo por otro lado. 
En las imágenes en las que aparecen peregrinos, son: Alicia, de Los Arenales, Las Palmas de Gran Canaria, Susana, de Ibeas de Juarros, Burgos; los bicigrinos Iñaki, Miguel Ángel, y Carlos de Bilbao, con Mª Madelein, de Burdeos, Francia y José Ignacio, de Burgos; Alain, de St. Mars du Desert, Francia; en la despedida Mª Madelein; Manuel, de Rubí, Barcelona; nuevamente los bicigrinos en la despedida; y Aidan, de Ballycastle, Eire (Irlanda). Cada uno con su vida, cada uno con su Camino.
Las imágenes son propiedad del Hospital de Peregrinos de Beasain y del autor del blog.


sábado, 1 de junio de 2013

Junio.

Junio.
Junio. En el calendario latino junio era el cuarto mes. Dice Ovidio que su nombre se lo debe a Juno, pero otros autores relacionan la palabra con el consulado de Junius Brutus. Es probable, no obstante, que tenga relación con la agricultura y que al principio el término indicara el mes en que las cosechas maduran. Los anglosajones le llamaban “Mes seco”, y también “Mes del solsticio”, y por último, y en contraposición a julio, “Primer mes templado”. El solsticio de verano se produce el mes de junio.


Refranes:
Si hay niebla en mayo y en junio calor, las mieses tendrán todo su esplendor.
Un junio lluvioso deja el campo hermoso.
Si junio es húmedo y caliente, verás al campesino sonriente.
En junio, si pica el sol, ni mujer ni caracol.
En junio lloverá pero antes tronará.
En junio el veintiuno, es largo como ninguno.
En junio hoz en puño.
A final de junio deja de cantar el cuco.
Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo y si junio es ruin, hasta el fin.
En junio se le quita la mosca al buey y se le pega al burro.
Se acerca la noche, callado está el campo;
el tintineo del arroyo sediento,
mudo durante el día, de nuevo asciende;
¡Desierta la llanura a medio segar,
las andanas quedas! ¡y el carro chirriante.
Las rústicas voces, ladridos de perros,
encerrado todo en las granjas que duermen!
Han acabado las labores del día,
los segadores ya han recogido el heno.
Y desde el tomillo de las tierras altas,
y de las flores del saúco tan blancas,
y de los pálidos rosales del seto,
y de las hierbabuenas, entre las juncias.
El aire nocturno con soplo balsámico
extiende los perfumes que el día anuncia.
Y sobre el puro horizonte, en la distancia,
¡Contemplad el líquido cielo latiendo
sobre el monte junto a la primera estrella!
Callado está el campo, la noche se acerca.
Matthew Arnold.

                                                           Mes de Junio

           El mes sexto
          en que tenemos
          treinta días de esperanzas
           y deseos.
          Que se va la Primavera
           sin quererlo
           y a las puertas el verano
            nos ponemos.
            Junio es bueno.
           Que nos trae cosas bonitas
            y buen tiempo;
           todo aquello que esperamos
           desde enero
           y seguido, poca poco
           va ocurriendo:
            Hace mejor tiempo,
            es más largo el día,
           vienen grandes fiestas
             llenas de alegría.
Verdean los campos,
brillan las espigas,
los parque floridos
quedan todavía.
Y las vacaciones
están a la vista.
Playa, monte, viaje.
Seguro piscina.
Junio es un gran mes
que a todos anima
a pasarlo bien.
¡A vivir la vida!
Antonio Lozano Raspal



SEGADOR
El segador, con pausas de música,
segaba la tarde.
Su hoz es tan fina,
que siega las dulces espigas y siega la tarde.
Segador que en dorados niveles camina
con su ruido afilado,
derrotando las finas alturas de oro
echa abajo también el ocaso.
Segaba las claras espigas.
Su pausa era música.
Su sombra alargaba la tarde.
En los ojos traía un lucero
que a veces brincaba por todo el paisaje.
La hoz afilada tan fino
segaba lo mismo
la espiga que el último sol de la tarde.
Carlos Pellicer


                                                      Poemas de junio
                                                           I
Los días solitarios se desnudan
por el rumbo asiduo que les lleva a otra estación.
Pasan por alto la ciudad cautiva
dorándose al vapor de junio.
II
Una suavidad suprema de amanuense teje
aromas de jardín, arrastra
en el misterio a la inocente oruga
hasta el altillo verde
donde croa el mediodía con pureza de azahar
y es luenga la quietud brotando entre sus dedos.
III
Ese amparo dulce de la luz
que arma colgaduras desde el cielo
sobre la techumbre en el fulgor de junio,
urde en el color de cada teja
la fruta madura del árbol de la tarde.

             El tiempo es vasto y la existencia efímera.
                                                         María Eugenia Caseiro

Noches del mes de junio
A Luis Cernuda 
Alguna vez recuerdo ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
porque ese mes sentía siempre una inquietud,
una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.
Eran las noches incurables y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par
sin un alma que llevar a la boca.
Cuántas veces me acuerdo de vosotras,
Lejanas noches del mes de junio,
cuántas veces me saltaron las lágrimas,
las lágrimas por ser más que un hombre,
cuánto quise morir o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también la vida nos sujeta,
porque precisamente no es como la esperábamos.
Jaime Gil de Biedma.