lunes, 5 de agosto de 2013

Ordesa. Un paseo por el Parque

Ordesa. Un paseo por el Parque.
El Valle de Ordesa está ubicado en el Pirineo central de Huesca. Está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Forma parte de la declaración como Patrimonio Mundial de Pirineos – Monte Perdido desde 1997. Además, parte del Parque se integra en la Reserva de la Biosfera de Ordesa – Viñamala desde 1977.
En sentido amplio, el Valle de Ordesa incluye una amplia zona de pequeños valles y barrancos, altiplanicies y picos (muchos de más de 3000 m de altura), cuyos límites serían al Norte la cresta Monte Perdido-Mondarruego, que sirve de frontera con Francia en gran parte, al Sur la cresta Sierra Custodia-Acuta y al Oeste la confluencia con la cabecera del Valle del Ara o valle de Bujaruelo. Todo este conjunto conforma una cuenca fluvial, que a través de valles secundarios y cascadas, desemboca en el Valle de Ordesa propiamente dicho, por cuyo fondo discurre el río Arazas.
Constituye un conjunto paisajístico de gran belleza en el que se imponen elevados picos. Posee una gran variedad de ecosistemas, tanto de influencias atlánticas como mediterráneas, que se traduce en una flora y fauna muy rica y diversa. Domina su orografía el macizo de Monte Perdido (3.355 metros), con las cimas de las Tres Sorores, desde donde derivan los valles de Ordesa, Pineta, Añisclo y Escuaín. Escenarios de montaña que son el destino de miles de excursionistas y montañeros que siguen el camino emprendido hace dos siglos por los primeros pirineístas, en el respeto hacia la naturaleza a través de su conocimiento.
La perdiz nival, el quebrantahuesos o la endémica rana pirenaica son algunos de los representantes vivos de un parque nacional propio de las montañas con rocas de origen sedimentario, calizas principalmente.
Diferentes circunstancias, han contribuido históricamente a la creación de este Parque Nacional, entre las que se debe citar la labor divulgadora y conservacionista de Lucien Briet y Pedro Pidal, la cuales, propiciaron el nacimiento de uno de los primeros parques nacionales del mundo, el del Valle de Ordesa, siendo declarado por Decreto el 16 de agosto de 1918.
A finales de los 70, a raíz del proyecto de inundación del Cañón de Añisclo para su aprovechamiento hidroeléctrico, instituciones y colectivos de ciudadanos se movilizaron para salvar este enclave. Las obras se paralizaron y en 1982 el Parque Nacional se amplía y reclasifica bajo el nombre de Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Ley de 13 de julio).
En las últimas décadas, el turismo en este espacio ha ido cobrando cada vez mayor importancia y supone una importante fuente de ingresos en la economía local. El Plan Rector de Uso y Gestión establece, por su parte, un diversificado sistema de uso público que adecue el número de visitas a la capacidad de acogida, configurando un sistema de uso público de libre acceso, capaz de armonizar oferta y demanda en el disfrute del Parque.
La afluencia turística, con algo más de 600.000 visitantes anuales, se concentra esencialmente en Torla, puerta del valle de Ordesa. Uno de los mayores problemas que presenta la gestión de este Parque Nacional es la concentración de visitas en los meses estivales, especialmente evidente en el valle de Ordesa, con cerca de 63.000 personas en julio, 87.000 en agosto y 31.000 en septiembre.
La concentración de personas y, sobre todo, la de vehículos (con más de 480 turismos y 10 autocares diarios) ocasionaba, años atrás, multitud de problemas en el estado de conservación del parque y en la propia seguridad de los visitantes.
Por ello, el Ministerio de Medio Ambiente puso en marcha durante 1998 el Plan de Accesos de Visitantes al Valle de Ordesa.
Dentro de este plan se ha construido un aparcamiento en Torla, con capacidad para 386 turismos y 17 autocares, habilitando además, autobuses que facilitan el acceso de los visitantes al valle de Ordesa.
La creciente sensibilidad hacia temas relacionados con la conservación de la naturaleza, ha frenado desde hace algunos años los proyectos de nuevas vías de tránsito que durante cierto tiempo se consideraron necesarias para el mantenimiento de las poblaciones de montaña.
Así, los dos tramos de carreteras que penetran en el Parque Nacional están sujetas a una regulación estricta durante la época de circulación intensa. El Plan de Gestión prevé incluso su cierre en estas épocas y el uso alternativo de medios de transporte colectivo para acceder al interior del Parque.
Ayer, 4 de agosto realicé con mi familia este recorrido:
Pradera de Ordesa - Cascadas del Estrecho - Circo de Soaso - Cola de Caballo - Pradera de Ordesa.
Al fondo del aparcamiento de la Pradera se toma el amplio camino de Soaso. El interior de un hayedo-abetal con numerosos bojes invita a cruzar el barranco de Cotatuero y diversas praderas o "lañas".
Tras alcanzar el mirador de la cascada de Arripas, se sigue por la pista para desviarse en un ramal a mano derecha. Aquí existe la opción de tomar un camino de vuela a la Pradera distinto al que hemos traído, no sin antes acercarse a visitar las dos cascadas que quedan a la izquierda: la de la Cueva y la del Estrecho.
Tras las Cascadas del Estrecho, el bosque de las hayas da paso a una zona de pastizales y de masas de pino negro. En las Gradas de Soaso el río se descuelga formando repetidos escalones.
Finalmente el camino discurre por la zona llana y herbosa del circo de origen glaciar de Soaso.
Desde este lugar se obtiene una buena panorámica del macizo de Monte Perdido.
Al final del trayecto, en la cabecera del valle, se halla la cascada de la Cola de Caballo. Desde aquí se recomienda el regreso por el mismo camino.



A continuación os dejo el reportaje fotográfico.
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