viernes, 3 de julio de 2015

RUTAS DE ENSUEÑO (1)

LA RIOJA – ALAVA
Por tierras de vino y piedra.
Piedra y viña. Dos palabras que bastan para resumir la ruta. Siglos de historia cincelados en los monumentos, tantos como siglos los riojanos pisaron el fruto de la cepa de la vid. Caminos de uva y Caminos santos que los peregrinos con el alma puesta en Santiago de Compostela, recorren desde más de un milenio.
De pueblos amurallados que, como Laguardia o San Vicente de la Sonsierra, atestiguan el pasado belicoso de lo que un día fue campo de batalla para navarros y castellanos. Pero también, lugares para la meditación y la contemplación, como Logroño, Santo Domingo de la Calzada o Nájera: poblaciones que sin la presencia de la ruta jacobea serían imposibles de entender.
Ruta de pueblos de piedras, de calles estrechas y casas blasonadas, de panteones reales, catedrales, iglesias, ermitas, santuarios y criptas donde duermen eternamente santos, nobles varones y reyes legendarios, que dedicaron su vida a glorificar y ensanchar esta tierra.
Monumentos en todos los estilos, desde el románico hasta el neoclásico, con especial predilección por el barroco riojano, el más frecuente de esta ruta. Pero también de montes y ríos, suficientes y caudalosos como para que los árabes, que aquí estuvieron durante cerca de cinco siglos, bautizaran a esta tierra como Vélez-Asikia: tierra de regadíos.
Muchas localidades aún conservan la importancia de su paso en el trazado de sus cuidadas huertas. Ríos caudalosos, el primero el Ebro, que han trazado el curso de buena parte de la historia de La Rioja. Y de clima benigno y suave. No en vano, desde tiempos inmemoriales estos lares han sido refugio preferido de los vecinos del norte, atraídos por su aire más seco y sus días más soleados.
Con un recorrido de 137 km, la ruta comienza y concluye en la ciudad de Logroño. Camino de Haro se adentra en la Rioja Alavesa pasando por Assa, Laguardia y Ábalos, y después Briones. Continuando por Anguciana se llega a Sajazarra, Tirgo, Casalarreina y Castañares de Rioja antes de llegar a Santo Domingo de la Calzada. Después hay que bajar hasta Ezcaray, y por Zaldierna, Azarrulla, Ayabarrena y Posadas para regresar a la capital por la real y milenaria Nájera y la alfarera Navarrete.

LOGROÑO.
Comienza la ruta en la capital de La Rioja. Ciudad milenaria cuyo origen se remonta al enclave romano y antiguo puerto fluvial de Vareia, en el actual barrio de Varea. Parada y fonda de la Ruta Jacobea, a la que debe buena parte del esplendor pasado, Logroño y su río Ebro han estado siempre irremediablemente unidos.
Ya en el siglo XII, el peregrino francés Aymeric Picaud dedicó las siguientes palabras a tan peculiar matrimonio: “Por Logroño pasa un río enorme llamado Ebro, de agua sana y rico en peces”.
La mejor manera de visitar la ciudad es a partir de su plaza emblemática y auténtico centro neurálgico: el Espolón, presidido por la Estatua Ecuestre del general Espartero. A un paso está el casco antiguo, que todavía conserva el ambiente más característico de la ciudad.
Visitas:
La Concatedral de Santa María la Redonda, levantada en el siglo XV sobre un templo románico anterior, y muy retocada y ampliada en los siglos XVII y XVIII. Destacan su fachada-retablo muy esculpida y flanqueada por dos torres gemelas de estilo barroca riojano, su magnífico coro de sillería y su trascoro en forma de capilla octogonal, que guarda las imágenes de Santa Lucía, Santa Águeda y el Cristo en el Sepulcro, muy veneradas en la ciudad. Iglesia de San Bartolomé, Construida entre los siglos XII y XIV. Destacan sus ábsides románicos, su torre cuadrada en estilo mudéjar y la portada de principios del gótico. Iglesia de Santiago, edificada en el siglo XVI, sobresale su portada barroca coronada por un arco que acoge la escultura de Santiago Matamoros, obra de Juan de Raón. Iglesia de Sta. María del Palacio, comenzada en el siglo XII y concluida en el XVIII, destacan su torre octogonal rematada por la flecha más aguda, original y osada de todo el gótico español en sus formas primerizas del siglo XII, según Dionisio Ridruejo; el retablo mayor; y su claustro, con algunas tallas muy interesantes. Palacio de Chapiteles, casona del siglo XVII y reconstruida hace dos siglos, que fue sede del Ayuntamiento.
Palacio de Espartero, edificio del siglo XVII con una interesante fachada neoclásica. En su interior se encuentra el Museo de La Rioja, con importantes colecciones de pintura y escultura. La mejor manera de concluir la visita de Logroño es en el Puente de Piedra y contemplar la panorámica de la ciudad.

Al otro lado del puente, junto a la sede de Bodegas Franco-Españolas, arranca la carretera LR-232. A seis kilómetros, y ya en la Rioja Alavesa, está ASSA. Lo más reseñable de esta pequeña localidad son los restos del Puente Mantilbe sobre el río Ebro, que pueden verse un kilómetro antes de llegar a esta localidad, a mano izquierda. Pasado Assa, a diez kilómetros, está Laguardia.

LAGUARDIA.
Ubicada en lo alto de un cerro y rodeada por una muralla, toda Laguardia es un trozo de historia viva. La cercana presencia de dólmenes atestigua que la zona estuvo poblada desde muy antiguo. Durante la Edad Media fue un importante baluarte militar y motivo de continuo enfrentamiento entre navarros y castellanos, que definitivamente la conquistaron en 1461.
Siguieron siglos de paz para Laguardia, hasta que las guerras carlistas provocaron la destrucción de su castillo. Mandado construir por el rey navarro Sancho Abarca, y parte de la muralla. De calles de piedra y casas blasonadas, esta localidad merece un tranquilo paseo y empaparse de sus muchos siglos de historia.
Visitas:
Iglesia de Santa María de los Reyes, construida entre los siglos XII y XVII, en su interior destaca la portada gótica, esculpida en el siglo XIV y policromada en el siglo XVI, ejemplo único, por su magnífico estado de conservación, en España. Torre Abacial, de estilo románico y gótico. Viejo Ayuntamiento, edificado en el siglo XVI en estilo renacentista. Plaza Mayor. Iglesia de San Juan, de estilos románico y gótico, donde destacan su portada y su torre. Casa del Vino, levantada a principios del siglo XV, es el edificio civil más antiguo de Laguardia. Muralla y puertas de Carnicerías, de Páganos, de Santa Engracia y de Mercadal. Las casas señoriales y solariegas de los siglos XVI al XVIII, sobre todo en las calles Santa Engracia y Mayor.

Alrededores:
En las afueras de Laguardia se encuentran la Ermita románica de Santa María de Berberana y el Poblado de la Hoya, con retos de diversas culturas de los siglos XII a.C. al II a.C.

A cinco kilómetros, por la A-3228, a la salida del pueblo, a mano derecha se llega a ELVILLAR. En esta localidad se encuentra el Dolmen de la Chabola de la Hechicera, el mejor de los muchos existentes en la zona.

A la salida de Laguardia se continúa por la A-124. A nueve kilómetros, siempre entre viñedos, se encuentra Samaniego.

SAMANIEGO.
Lo más interesante de esta pequeña localidad alavesa es su original Iglesia-fortaleza, con dos torres y torreón, construida en el siglo XV y modificada en el XVIII, y el Palacio de Samaniego, de factura renacentista.

Nada más dejar Samaniego, se entra de nuevo en La Rioja. A unos tres kilómetros, ahora por la LR-232, se encuentra Abalos.

ÁBALOS.
Donde, según un dicho, el vino sale de las piedras. Bello y tranquilo pueblo, destacan si Iglesia de San Esteban, sobre todo por su portada del siglo XVI, y el Palacio de los Marqueses de Legarda.

Alrededores:
Un kilómetro antes de llegar a ÁBALOS, a la derecha, se encuentra la Ermita de San Felices, en estilo románico de los siglos XI y XII.
A un kilómetro de Ábalos, por la LR-137, arranca un desvío a mano derecha para llegar a la Iglesia de Santa María de la Piscina, en estilo románico del siglo XIII.

Continuando por la LR-232, a unos cuatro kilómetros, arranca a mano izquierda la carretera LR-137, que sube hasta San Vicente de la Sonsierra.

SAN VICENTE DE LA SONSIERRA.
Fundada por el rey navarro Sancho Garcés I, cada Viernes Santo se festeja el célebre ritual de los Picaos, cuyo origen se remonta al Medievo y en el que los penitentes se flagelan la espalda hasta sangrar.
En lo más alto de su cerro se yerguen las ruinas del Castillo, la Iglesia de Santa María la Mayor, construida en el siglo XVI, con una interesante portada barroca y un retablo renacentista en su interior, y la Ermita de San Juan, sede de la Cofradía de la Vera Cruz.

Alrededores:
Basílica de Nuestra Señora de los Remedios, en las afueras del pueblo, de factura barroca, guarda una imagen gótica.

A la salida de San Vicente de la Sonsierra, hay que seguir por la LR-317. Después de atravesar el Puente Romano de San Vicente, a unos cuatro kilómetros, se llega a la amurallada localidad de Briones, declarada Conjunto de Interés Histórico-Artístico. Todo el pueblo es una pequeña obra de arte.

BRIONES.
Visitas:
Plaza Mayor, configurada por varias casas del siglo XVIII. Iglesia parroquial de Santa María, comenzada en el siglo XVI, sobresale su magnífico retablo barroco, la escalera que sube al coro y la torre de mediados del siglo XVIII. Palacio del Marqués de San Nicolás, sede del Ayuntamiento.

A la salida de Briones hay que tomar la N-232. A cinco kilómetros se encuentra Haro.

HARO.
Capital de La Rioja vinícola, Haro es famosa por muchos motivos: por su historia, por sus monumentos, por sus instituciones y por haber sido la primera población española en disponer de luz eléctrica, lo que da una idea de la pujanza económica que tuvo en otro tiempo.
Sus orígenes también son centenarios. San Braulio ya la cita en su Vida de San Millán, escrita en el siglo VII. Haro es en sí mismo un museo al aire libre, con varios palacios, numerosas casas blasonadas, varias iglesias de importancia y unas calles, con la célebre Herradura como punto de referencia y de txikiteo, que han sabido superar el paso de los siglos y el peso de la economía.
Visitas:
Iglesia de Santo Tomás, comenzada en el siglo XVI y concluida en el XVIII, con magnífica portada renacentista y torre gótica. Ayuntamiento, del último cuarto del siglo XVIII. Plaza de la Paz, rodeada por un conjunto de soportales que se remontan al siglo XVIII. Palacios de Paternina y de los Condes de Haro, en primero en estilo renacentista y el segundo en barroco. Basílica de Nuestra Señora de la Vega, patrona de Haro, y que mezcla los estilos clasicista y barroco. Antigua Fábrica de Alcoholes, edificio de ladrillo en estilo mudéjar y construido en 1918. Estación Enológica, edificada en 1892, alberga el Museo de Vino.
Todo Haro es una bodega. En la calle Cuevas están los viejos almacenes de vinos y en la Herradura, un gran número de tiendas especializadas.

Alrededores:
A solo cinco kilómetros, continuando por la N-232, se encuentra otro remanso de historia, Briñas.


BRIÑAS.
Antigua aldea de Haro, es un pueblo en piedra de sillería con numerosas casas blasonadas. A destacar, la Iglesia de la Asunción y su preciosa escalinata de entrada.

En el mismo Haro, junto a la Iglesia de la Virgen de la Vega, hay que coger la LR-202. A cuatro kilómetros está Anguciana.

ANGUCIANA.
Lo más reseñable de esta pequeña localidad es su Torre-fortaleza, levantada en el siglo XIV, y la Iglesia Parroquial de San Martín, del siglo XVI.

A la salida de Anguciana, tras cruzar su puente, se continua por la LR-202. A unos cuatro kilómetros se gira a mano derecha para coger la LR-301. Dos kilómetros más adelante se encuentra Sajazarra.

 
SAJAZARRA.
Rodeada del río Ea, las primeras referencias que se tienen de esta pequeña y bella localidad son del siglo XI. Calles de piedra y casas blasonadas, entre las que sobresalen su magnífico Castillo, construido a finales del siglo XV y el mejor conservado de toda La Rioja, y la Iglesia Parroquial de la Asunción, de planta románica y completada en el siglo XVIII.

A la salida del pueblo hay que tomar de nuevo la LR-301, dirección Anguciana. Al llegar al cruce con la LR-202 se continúa recto. A cinco kilómetros se encuentra Tirgo.

TIRGO.
Lo más reseñable de este pequeño pueblo es su bella Iglesia del Salvador, construida en el siglo XII en estilo románico.

Alrededores:
A dos kilómetros, por la LR-201, está CUZCURRITA DE RÍO TIRÓN, a la sombra de su castillo de torre cuadrada levantado en el siglo XV. Con apenas quinientos habitantes, atesora uno de los mejores ejemplos del barroco riojano: la Iglesia de San Miguel, construida en el último tercio del siglo XVIII. Siguiendo el curso del río Tirón, a unos cuatro kilómetros, se levanta la Ermita de Sorejana, de planta románica.

En Tirgo se coge la LR-232. A tres kilómetros, entre viñedos, se alza Casalarreina.

CASALARREINA.
Según la tradición, el nombre de esta localidad, declarada Conjunto Histórico-Artístico, se debe a la estancia de Juana la Loca, hija de los Reyes Católicos.
A destacar: Convento de las Dominicas de la Piedad, levantado en el siglo XVI y con una interesante fachada en estilo plateresco; Palacio de los Condestables de Castilla, donde se alojó Juana la Loca, del siglo XVI; Palacio de Poves, del siglo XVIII; Iglesia de San Martín, iniciada en el siglo XVI y que guarda en su interior un interesante retablo y una talla de la Virgen del Campo.

A la salida de Casalarreina, hay que tomar la carretera LR-111. A trece kilómetros, en continua recta, y después de atravesar Castañares de la Rioja, se llega a Santo Domingo de la Calzada.

SANTO DOMINGO DE LA CALZADA.
Ligada al nombre de su fundador, Santo Domingo, y de la ruta jacobea, es el centro comercial y social de la comarca de La Rioja Alta no vinícola. La ciudad entera es un bello museo que vive por y para los numerosos peregrinos que, camino de Santiago, descansan en su hospedería, conocida como Casa del Santo.
Su fundación se remonta al año 1044, cuando el eremita Santo Domingo construyó un puente, una calzada, un albergue y una iglesia con los que aliviar el esfuerzo de los peregrinos. Fernando III le concedió el título de Ciudad y Pedro I el Cruel mandó levantar la Muralla, de la que sólo quedan unos pocos restos. Hasta el siglo XVI creció su esplendor, que se perdió lentamente con el declive de la ruta compostelana
Visitas:
Catedral, de planta románica y alzado gótico, su construcción se prolongó hasta el siglo XVIII. En su interior destacan el retablo mayor, del siglo XVI, la cripta con el sepulcro del santo y el claustro. La Torre Exenta, junto a la catedral, del siglo XVIII y en estilo barroco riojano. Convento de San Francisco, iniciado en el siglo XV y continuado en los dos siguientes. Plaza del Ayuntamiento. Iglesia de Nuestra Señora de la Plaza. Palacio de Obispo. Convento de las Bernardas. Puente sobre el río Oja, en las afueras.

A la salida de Santo Domingo se continúa por la LR-111. A catorce kilómetros se encuentra Ezcaray.

EZCARAY.
Centro neurálgico de un hermoso valle regado por el río Oja, el origen de esta localidad, también famosa por su cercana estación de esquí, hunde sus raíces en la Edad Media. Fernando IV, en 1312, repobló la zona con vascos, quienes le dieron su nombre a la localidad. Ezcaray significa peña alta, y en el siglo XVII al dominio de la familia Manrique de Lara.
A partir del siglo XVIII, desarrolló una próspera industria textil, que continúa en la actualidad. Sus calles de piedras, varios palacios y casas solariegas, son el refugio veraniego preferido de muchos riojanos y vascos, atraídos por la tranquilidad de la zona, sus valiosísimos parajes naturales y su riqueza cinegética.
Visitas:
Iglesia de Santa María la Mayor, de planta románica y concluida en el siglo XVI, guarda en su sacristía un interesante museo religioso y en la portada figuran los blasones de los antiguos señores del lugar. Palacio del Conde de Torremuzquiz, del siglo XVIII y en estilo barroco. Ermita de Santa Bárbara. Ermita de Nuestra Señora de Allende, en las afueras del pueblo, al otro lado del río.

Alrededores.
Por la belleza del entorno, merece la pena remontar la carretera LR-415, a la salida de Ezcaray, tras cruzar el puente de piedra a mano derecha, y acercarse a ZALDIERNA, que posee un encantador conjunto de iglesia sobre el río y puente, AZURRALLA, POSADAS, tiene una parroquia del siglo XVI, con un sencillo retablo con una Virgen del Rosario, y AYABARRENA.

A la salida de Ezcaray se retrocede por la LR-11. A dos kilómetros se encuentra Ojacastro.

OJACASTRO.
Pequeña localidad en la que destaca la Iglesia de San Julián y Santa Basilia. Construida en el siglo XVI sobre un templo románico.

Continuando por la LR-111 se llega a Santo Domingo de la Calzada, para proseguir por la N-120. A doce kilómetros se encuentra otra localidad unida a la ruta jacobea: Nájera.

NÁJERA.
Como la cercana Santo Domingo de la Calzada, el esplendor de Nájera fue paralelo a la vitalidad del Camino de Santiago. A su paso floreció como villa, impulsada por la decisión constructora del rey navarro Sancho III el Mayor y de su hijo, Carcía de Nájera, que aquí establecieron la capital del reino de Navarra.
La ciudad estaba amurallada, aunque en la actualidad sólo quedan algunos restos de sus puertas. Antes fue plaza de los árabes, que le dieron su nombre, Naxara, lugar de peñas. Con los Reyes Católicos comenzó un lento declive, que se acentuó a partir del siglo XVII.
Visitas.
Monasterio de Santa María la Real, levantado sobre una iglesia románica del mismo nombre, es obra del siglo XV, en estilo gótico. En el interior de este soberbio conjunto monumental destacan su claustro de los Caballeros, siglo XVI, la iglesia gótica con su excelente retablo mayor, y el Panteón Real. Iglesia de la Santa Cruz, de planta románica. Convento de las Clarisas de Santa Elena. Museo Municipal.

A la salida de Nájera se continúa por la N-120 hasta Navarrete.

NAVARRETE.
Es el principal centro alfarero de La Rioja. Merece visitar el alfar de Antonio Naharro, a la salida del pueblo.
Visitas.
Lo más interesante es su Calle Mayor, con varias casonas del siglo XVIII. Iglesia de la Asunción, con su excelente retablo. Ermita de Santa María del Buen Suceso.

A tan solo once kilómetros por la N-120 queda Logroño, punto y final de la ruta.

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