“Febrero loco, y marzo otro poco.”
“Enero y febrero lluviosos, marzo nevoso; Hacen un año hermoso.”
“Si a la golondrina en marzo no la ves, mal año de espiga es.”
“Tu viña preciada, entrando marzo labrada.”
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Marzo saldrá a tu encuentro,
Abril te pondrá a prueba,
y Mayo te dirá
cuánta vida te queda.
Marzo es el tercer mes del año en el calendario gregoriano y tiene 31 días. Su nombre deriva del latín Martivs, que era el primer mes del calendario romano. Martivs a su vez se deriva de Mars, el nombre en latín de Marte, dios romano de la guerra. los anglosajones le llamaban Hlyd Monath, es decir, vociferante o tormentoso.
del mismo modo que el año romano, el calendario eclesiástico inglés utilizado hasta 1752 hacía de este mes el primero del año. El año legal empezaba el 25 de marzo. Escocia cambió a enero como primer mes del año en 1599.
Durante marzo ocurre, alrededor del día 21, uno de los dos equinoccios del año. Este es el equinoccio de primavera en el hemisferio septentrional y el equinoccio de otoño para el hemisferio meridional.
La piedra de marzo es el aguamarina, y su flor, el narciso.
que acoge ese nido oculto.
Y encubre al paciente tordo
de mirada tan brillante.
Bajo su pecho jaspeado
cinco diminutos mundos.
Aunque la vida se acerca
con cada día que pasa,
las esferas que protege,
tan inmóviles y quedas,
de su seno la belleza
poquito a poco la desgastan.
Por fin los azules velos
se resquebrajan y agrietan,
la existencia se despierta,
se hace canto de las aves,
y la música naciente
se extiende sobre la tierra.
Ahora ya la madre tordo
está alegre y orgullosa:
Cuidase de alimentar
y cuando el cielo engrisece,
de arrullar con dulces sones
a sus crías tan preciosas.
Versos de: Norman Gale.
"...o esas violetas recatadas, pero más dulces que los párpados de Juno, o la respiración de Citerea." Shakespeare.
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"Ya se ha ido el lúgubre y mortecino invierno,
y alientan las brisas del oeste dulce
y a través del soto de abedules canta
tan alegre el tordo su canción hermosa.
Y sobre el bosque renacido, ascendiendo,
las alondras abanican a las nubes,
y suaves brotes en los sauces de plata
engalanan las riberas tan preciosas".
Versos de: R. Tannahill.
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