domingo, 3 de febrero de 2013

Olite. Navarra.

Olite. Navarra.


La silueta esbelta y armoniosa de su castillo-palacio domina Olite. Erriberri, en euskera y de forma cooficial. Pequeña ciudad situada en el centro geográfico de Navarra, a 42 kilómetros al sur de Pamplona. Con una altitud de 388 metros sobre el nivel del mar, es la cabeza de la merindad del mismo nombre, y que corresponde con el mismo territorio del Partido judicial de Tafalla. Su población en 2012 fue de 3 832 habitantes y su gentilicio es: olitense, olitejo.
Sede real durante la Edad Media, los gruesos muros y torres almenadas del palacio alojaron a reyes y princesas y fue declarado monumento nacional en 1925. Un recorrido por las estrechas rúas  permite pasear al abrigo de nobles caserones de piedra con escudos de armas y grandiosos aleros de madera; galerías medievales y espléndidas iglesias, además de descubrir el recinto amurallado romano.
En la abundante documentación medieval se utilizan diversas variantes en la denominación del lugar: las formas romances OLHIT, HOLIT, OLLIT, OLIT o sus formas latinas OLETI, OLETO y OLETUM. Es probable que el nombre de Ologicus, Oligitum, esté relacionado o haga referencia a "olivos", argumento que se ve reforzado por la presencia de un olivo en los diferentes escudos de la ciudad y el cultivo de olivos desde la antigüedad.
El escudo más antiguo que se conoce figura en un sello del Concejo fechado en el año 1291; está grabado sobre cera amarilla con lacre verde y se conserva en pergaminos del archivo Municipal y en el de Comptos. Representa un olivo cargado de fruto, acompañado el tronco de dos estrellas de ocho puntas y sumado de otra en jefe, más ocho torres de tres almenas y dos ventanas dispuestas en orla. La leyenda reza: Sigillum iura-[to] rum et concilii de Olito ("Sello de los jurados y del Concejo de Olite"). El primer escudo labrado en piedra data de 1574 y forma parte de la fachada del antiguo hospital de la villa en la rúa del mismo nombre. Lleva la siguiente inscripción: "ESPITAL NUEVO DE OLITE. 1574", y en la parte inferior se lee: "REFORMADO EN 1850".
En cuanto a su nombre vasco Erriberri claramente significa tierra nueva y su origen debió ser durante La Reconquista al haber permanecido durante muchos años por aquí la frontera entre los dominios cristianos y musulmanes. En este texto del historiador Esteban de Garibay del siglo XVI, se cita de la siguiente manera: Esta villa de Olite en la lengua Cantabra, que era la mesma que estos Vascones hablauan, es aun hoy día llamada Erriuerri, que significa tierra nueua, como lo era esta por ellos edificada, aunque otros corrompiendo el nombre dizen Arriberri, que significa piedra nueua.
Por los restos arqueológicos se conoce que en época imperial romana, siglo I d. C., un fuerte cinturón amurallado defendía un pequeño altozano en el que más tarde se fundaría la villa medieval. Además alrededor del núcleo urbano actual se han encontrado restos de villas romanas. San Isidoro de Sevilla en su Historia de los Reyes Godos nos ofrece la primera referencia escrita sobre Olite: según el citado obispo de Sevilla, el rey godo Suintila fundó la ciudad de Oligicus u Ologite en el 621 y la volvió a fortificar para hacer frente a los vascones.
Desde sus brillantes momentos en el siglo XV y hasta el siglo XIX, experimenta un eclipse político y un fuerte descenso demográfico. A comienzos del siglo XIX son de destacar los graves problemas de los comunales y el interesante fenómeno del cooperativismo agrario. En Olite se fundó la primera cooperativa de Navarra y tercera de España.
Tras siglos oscuros, la villa comenzó una etapa de esplendor durante la Baja Edad Media, al ser elegida como una de las sedes favoritas de los reyes de Navarra. A partir del siglo XV el rey Carlos III «el Noble» y su esposa Leonor de Trastámara comenzaron la construcción del espléndido Palacio Real de Navarra que ocupa un tercio del casco urbano medieval, reflejo del brillo de toda una época. Felipe IV le concede el título de ciudad en 1630.
A partir de una construcción romana, se construyó un primer castillo defensivo en época del rey Sancho VII, el Fuerte. Fue Carlos III «el Noble», quien en el siglo XIII comenzó la ampliación del anterior dando lugar al Palacio de los Reyes de Navarra. Posteriormente fue mejorado por sus sucesores Teobaldo I y Teobaldo II. Aunque casi todos lo llaman castillo, lo correcto es referirse a él como palacio, ya que se trata de una construcción con  carácter  cortesano,  donde  los  aspectos  residenciales  prevalecieron sobre los militares. Actualmente en el Palacio Viejo o de los Teobaldos se ubica el Parador Nacional.
Uno de sus principales encantos es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto de conjunto, debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reformas que se sucedieron durante siglos. El conjunto formado por sus estancias, jardines y fosos, rodeados por las altas murallas y rematados por las numerosas torres, le confieren una espectacular y mágica silueta. En su época, llegó a ser considerado como uno de los más bellos de Europa.
De entre todas sus torres, la Ochavada es la más caprichosa: al recorrer su estrecho mirador, se tiene la sensación de encontrarse en un castillo de hadas. En la zona más sombría se encuentra una especie de huevo gigante, que no es otra cosa que el Pozo del Hielo, donde se guardaban capas de nieve para conservar los alimentos. El palacio sufrió un devastador incendio en 1813 y su aspecto actual responde a la restauración del año 1937.
Pero el conjunto urbano monumental de Olite es mucho más que su hermoso palacio. En su paseo por la ciudad, se ve cómo la piedra dibuja casonas solariegas, formidables blasones, murallas romanas, rúas atravesadas por arcos góticos e impresionantes iglesias como la de Santa María (XIII). En la que destacan su portada y su retablo renacentista de Pedro de Aponte. En la plaza Carlos III, a la que se accede a través del portal de la Torre del Chapitel, se encuentra el Ayuntamiento, construido en 1950 con forma de mansión nobiliaria, dos galerías medievales subterráneas (XIV), y algunos bares y terrazas.
En la rúa Mayores encuentra la iglesia de San Pedro, la más antigua de Olite. Iniciada en estilo románico y ampliada durante el barroco. Destacan la portada y el claustro románicos, y una original torre gótica (de 54 m de altura), coronada por una airosa flecha (siglo XIV), llamada también Alta Torre. Igualmente impresionantes son el resto de calles jalonadas por palacios, como el del Marqués de Rada. Extramuros, los monasterios de San Francisco y Santa Engracia, reedificado uno y reformado el otro.
La visita a la ciudad no será completa si no degusta los vinos de las bodegas y cooperativas que abundan en la ciudad y alrededores. Adscritos a la Denominación de Origen Navarra, se pueden catar en la Fiesta de la Vendimia (primera quincena de septiembre), y ampliar los conocimientos sobre el vino visitando el Centro de Exposición de la Viña y el Vino, situado en la plaza Teobaldos.

OLITE Y LOS CAMINOS A SANTIAGO.
Peregrinos, hospitales, altares dedicados al santo, tallas de Santiago, cofradías, etc, testimonian la relación de Olite con Santiago y la peregrinación. Quedaba al margen de la ruta tradicional del Camino de Santiago, pero formaba parte del entramado de los Caminos a Santiago que de Este a Oeste atravesaban la península durante la Edad Media. A su emplazamiento en el llevadero camino de las tierras riberas hacia Pamplona, y lugar de paso de aquellos peregrinos que se desviaban para visitar el santuario de Ujué, se unía su prosperidad económica y demográfica, y la fuerte atracción que ejercía como sede real tanto en peregrinos como en personajes ilustres.
Dice la leyenda que el propio San Francisco de Asís el fundó el convento de San Francisco de Olite, de paso en su peregrinación a Santiago de Compostela en 1213. Una de las hornacinas laterales de la portada albergaba la imagen de Santiago hasta comienzos del siglo XIX, hoy en su interior. También es posible que la ermita consagrada a la santa irlandesa de Santa Brígida se erigiera por influencia de la transmisión de su culto a lo largo del Camino.
A lo largo de la Historia Olite ha contado con hospitales promovidos por la iglesia, la iniciativa caritativa de cofradías, como la de Santiago y Rocamador, y municipales, que han atendido a pobres, necesitados, y a transeúntes y peregrinos. Mención especial cabe darle a la orden de San Antón, que hizo del convento de Olite una de las dos Preceptorías generales de la península, erigiendo un convento-hospital que se mantuvo pujante hasta la extinción de la orden en 1787.
Aunque no haya un templo dedicado al santo, Santiago se hace presente en todos ellos. La iglesia de San Pedro se creó, entre otras, bajo la advocación de Santiago y desde sus orígenes se levantó el altar de la Epístola en honor al apóstol, presidido desde comienzos del siglo XV por una espléndida talla gótica del taller de Jehan Lome de Tournay. En la misma iglesia, Santiago preside el tímpano de la portada junto al titular y San Andrés. En la iglesia de Santa María un Santiago peregrino forma parte del apostolado gótico que enmarca la portada.
Los olitenses han dejado patente su devoción hacia Santiago a lo largo del tiempo. En testamentos del Archivo de San Pedro se conservan varias fundaciones y aniversarios instituidos sobre el altar del santo y dos mandas testamentarias recogen la voluntad del difunto para que una persona realizara la peregrinación a Santiago para pedir por su alma.  Las Ordenanzas del Concejo de 1412 recogen la pena de "yr a Sant Jayme de Gallizia", impuesta a los condenados por adulterio, si éstos no pudieran pagar el importe de la misma.
En el siglo XVI se fundó la Cofradía de Santiago en la iglesia de San Pedro y perduró hasta mediados del siglo XIX, siendo una de las obligaciones de los cofrades realizar la peregrinación a Compostela. Olitenses significados adquirieron el rango honorífico de caballeros de la Orden de Santiago.
A continuación el reportaje fotográfico.
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