Otro mito del Camino
perdido.
El Camino de Santiago ha perdido un mito y también los habitantes de Rabanal del Camino, quienes compartían sombra con este roble desde hacía más de 300 años. Poco antes de llegar a Rabanal del Camino, entre Astorga y el puerto de Foncebadón, se hallaba hasta este mes de noviembre uno de los más famosos árboles de la ruta jacobea: el roble del Peregrino.
El Camino de Santiago no sólo tiene un
notable patrimonio artístico de distintas épocas sino que ofrece en su
recorrido numerosos ámbitos donde los árboles lucen en todo su esplendor. A
veces destaca la masa forestal, como en la subida a Ibañeta o Roncesvalles,. plagados de grandes bosques de hayas.
En otras ocasiones son los ejemplares
urbanos, como por ejemplo el magnífico castaño de indias de Tosantos (Burgos). Se
trata de un ejemplar de gran porte, a cuyo lado pasa el Camino de Santiago. A
pesar de no figurar en los catálogos de árboles singulares ni contar con figura
alguna de protección, su edad y su tamaño lo convierten en un ejemplar
destacable.
Otras veces son los ejemplares
aislados en medio de los paisajes rurales, como los robles y castaños en el
tramo de Astorga al Cebreiro.
Un rotundo castaño milenario de once metros de contorno se levanta al pie del camino y recibe al peregrino en la entrada a la aldea de Ramil, cerca de Triacastela, final de la primera etapa del camino en su parte gallega.
Aunque nunca deben olvidarse a aquellos ejemplares plantados a la orilla de los edificios religiosos, como el ciprés milenario de la capilla del Salvador de Samos. Se encuentra junto a la ermita, pues en la época se plantaba un ciprés a la vez que se construía la ermita como señal de espiritualidad.
Pero no es de estos árboles de los que quiero hablar aquí.
Durante todo el estío los peregrinos han buscado las refrescantes sombras de los robles, los rebollos o carballos (Quercus pyrenaica), poco apreciado a tenor de los múltiples incendios que los han reducido a pequeñas manchas en el paisaje, rodales de escasa extensión y ejemplares tan jóvenes que algunos piensan que el carballo es una especie de reducido tamaño, que nunca alcanza grandes dimensiones.
Un par de kilómetros antes de llegar a Rabanal, se
halla un lugar emblemático para muchos peregrinos: El Roble del Peregrino, donde un majestuoso y centenario roble que se
imponía, solitario, a la misma orilla de la Ruta y donde el peregrino descansaba un poco, reponía fuerzas y miraba
cómo iban sus pies.
Pero hablo en pasado. Y no es por otro motivo más que cuando el pasado jueves pasé por el lugar andando el Camino de Santiago me llevé la desagradable sorpresa de que lo habían talado. Crucé la carretera y me dirigí a los restos que quedaban del mismo.
Sólo quedaba un trozo con las raíces en pié y otra parte del tronco cortado en el suelo. Se podía apreciar cómo el mismo estaba algo podrido por lo cual deduzco que estaba enfermo.
Comprobé un trozo del tronco y conté los anillos que tenía, pues es una forma de saber la edad del árbol. Conté cincuenta y tres anillos o años y haciendo el cálculo por el espesor del tronco llegarían a los trescientos los años que tendría el mismo.
Hice unas fotos y continué el Camino con una gran pena por haberse perdido otro de los Hitos del Camino. De hecho era uno de los pocos árboles monumentales de las tierras a la sombra del Teleno. Su imponente aspecto lo convirtió en parada obligada de caminantes y peregrinos, turistas y curiosos, amantes de la fotografía y de la meditación. Pero, sea por la cercanía de Rabanal del Camino, final de etapa, sea por desconocimiento, pocos se adentraron a descubrir las pequeñas maravillas que se escondían tras este representativo ejemplar.
Al llegar a Rabanal del Camino me quedé a descansar
pues era mi final de etapa. Fui a comer al Hostal El Refugio y después de
hacerlo di un pequeño paseo por el pueblo. Junto a la Iglesia me junté con un
vecino y entablamos conversación y entre otras cosas le comenté lo del roble.
Él me aclaró la cuestión. No era que lo habían talado porque sí.
Cuentan en Rabanal que se llama Roble del Peregrino
porque daba cobijo bajo su «enorme copa» a los muchos caminantes que pasan por
la localidad en su ruta hacia Santiago de Compostela, incluso se habían
colocado unas mesas para hacer más cómodo el descanso.
Hasta
octubre del 2013, los caminantes, antes de acceder al núcleo, pasaban por
delante del majestuoso árbol centenario que aportaba generosa sombra a dos
bancos y que se imponía a la orilla misma de la ruta milenaria. Sin
embargo, el fuente viento de un temporal pudo con este icono del Camino.
Los temporales de viento que llegaron
en el inicio de noviembre ya habían avisado partiendo una de las ramas del
centenario Roble del Peregrino.
Imagen de Diario de León. |
Posteriormente el árbol no pudo soportar las
fuertes rachas de viento del pasado lunes día cuatro de noviembre y se vino
abajo, acabando con la existencia de este árbol muy popular entre los
peregrinos, por su espectacular belleza, y bajo cuya inmensa copa paraban
frecuentemente los caminantes a descansar en esta etapa de ascenso por los
Montes de León.
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