sábado, 4 de enero de 2014

Platero cumple 100 años.

Platero cumple 100 años.
¿Qué escolar no recuerda este comienzo literario?
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…
Así comienza uno de los relatos más leídos de la historia en países de habla hispana: “Platero y yo”. Es una narración que recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero, dedicado «a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos, decía su autor.
Obra inmortal de Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel 1956, que cumple 100 años. Después de la Biblia y El Quijote, es lo más traducido.
Quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan Ramón, en un «prologuillo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».
La primera edición se publicó en 1914 y en 1917 se publicó la edición completa, compuesta por 138 capítulos. Por eso, se declarará a 2014 como el “Año Platero” y está el compromiso del mundo literario español de rendir honores al autor y su personaje más famoso.
La obra salió a luz por un enojo entre Jiménez y su esposa, Zenobia Camprubí, según contó Carmen Hernández-Pinzón, la sobrina nieta del poeta de Moguer (Huelva) y representante de sus herederos. 'Platero' no era un libro que quisiera publicar Juan Ramón. Él pensaba incluir el texto en sus obras completas, pero al influjo de su esposa terminó entregando, de mala gana, el material a un editor sin saber que iba a convertirse en una celebridad mundial gracias a su "asnucho", como él solía decirle.
 
 
 
 
 
 
Pero no es de Platero ni de Juan Ramón Jiménez de quien quiero hablar aquí, sino de otro burro, Txuti, y su dueño, Gregorio Zabalo.
 
 
 
 
TXUTI, el burro peregrino.
Hace unos días he recibido la visita de una persona que tiene una afición común conmigo. Se trata de Gregorio Zabalo y lo que nos une es el Camino de Santiago.
Este ezkiotarra de setenta y cuatro años nacido en el caserío Mendizábal y residente desde hace cuarenta en Zumarraga y que en su vida laboral ha sido camionero ha terminado de recorrer su tercer Camino  a primeros de octubre.
Pero no camina solo. Lo hace con Txuti, un burro de siete años de edad que compró al famoso Gorriti que suele amenizar con sus animales las fiestas de los barrios y pueblos, y que también ha completado su tercer Camino.
 
De Donosti a Arantzazu.
Pero no es solo el Camino de Santiago el que han andado juntos. El veintiocho de septiembre de 2012 realizaron la marcha desde Donosti hasta Arantzazu. Una distancia de cerca de ochenta y cinco kilómetros que recorrieron en varias etapas.
«Iremos por etapas, caminando tranquilamente, como cuando fuimos hace dos años por el Camino de Santiago», explicaba el septuagenario caminante antes de iniciar su recorrido. Zabalo es un hombre enjuto, al que le ha gustado siempre realizar caminatas. «La segunda vez que hicimos el Camino, 'Txuti' parece que se lo sabía de memoria, porque caminaba por la hierba pisada», recuerda, dando a entender que su compañero de cuatro patas no es nada burro».
Lo decía como si saliera a la aventura porque, a pesar de tener todo previsto, no parece que la ruta la tuviera muy clara este inquieto y andarín guipuzcoano. Cualquiera diría que por la edad debía estar en un hogar del jubilado, pero nada más lejos. «Estoy pensando en alargar la peregrinación hasta las campas de Urbia, luego pasar desde Opakua a Salvatierra y, si hace bueno, llegar hasta Urbasa». Lo único que tenía claro es cómo iba a regresar a su Ezkio natal. «Mi hijo me viene a buscar con una furgoneta».
 «'Txuti' comerá la hierba que haya por el camino. Yo pararé en donde me entre el hambre. En algún bar o restaurante económico que vea. Por ejemplo en Iturriotz, de Andazarrate para arriba. Comeré ligero pero a menudo, cada dos o tres horas, porque con la tripa llena no se anda bien». Lleva fruta, además de chocolate y frutos secos, como los montañeros. «¿Dormir? Donde se pueda. Son sólo un par de noches. Como no hay albergues como en el Camino de Santiago... Ya encontraré habitaciones de alquiler».
Gregorio Zabalo cuenta que «me gusta hacer rutas andando y me animé a hacer esta entre Donostia y Arantzazu». Disfruta de la naturaleza. «¿Tú sabes qué gusto da caminar entre paisajes, conocer pueblos, a su gente? Siempre me ha gustado andar. Para mí fue una gozada el Camino de Santiago. Atravesé 230 pueblos y capitales. Mi hijo me fue a buscar a Santiago con un remolque».
Habla maravillas de su pollino Txuti. «Es muy listo y obediente. Lleva mucho tiempo descansando. ¡Espero que no se ponga muy brioso!» dice, como temiendo que acelere demasiado incluso para un veterano andarín como él. «Es una gozada caminar con él. A veces hay que pararle porque anda con unas ganas de miedo».
En Arantzazu «no voy a entrar en la capilla porque no soy nada religioso». Eligió el Santuario oñatiarra porque «cerca tiene las maravillosas campas de Urbia. Allí estará a gusto 'Txuti'. Depende del tiempo... y de que nos sobren fuerzas a los dos», bromea este septuagenario amante de largas caminatas.
Ya tiene ideadas otras rutas. Piensa en alto y dice que le gustaría ir desde Zumarraga hasta Pamplona, por Irurtzun y San Miguel de Aralar. La lista de caminatas no acaba con esa. Tiene más perfiladas. «Las dejaré para primavera, en abril o así, porque en invierno se me harían muy duras. Las estoy madurando en la cabeza. Igual me animo a hacer en septiembre el Camino de Santiago por tercera vez. ¡Me van a saludar los de los pueblos de tanto pasar por ellos!» dice, demostrando su excelente humor».
 
El Tercer Camino de Santiago.
Y cumplió su palabra. Su último Camino lo comenzaron en su caserío de Ezkio Itsaso el 30.08.2013 y llegaron a Santiago de Compostela el miércoles 02.10.2013. Justo el día de su partida coincidí con ellos en Beasain y pude hacerles algunas fotos que aparecen aquí. Me comentó que su intención era llegar por Lizarrusti a Etxarri Aranaz y luego por el Puerto de Lizarraga hasta Estella para empalmar con el Camino Francés.
Cuando llegó a Santiago, la capital estaba sumida desde hacía días en una mezcla de sorpresa y estupor por el asesinato de la niña Asunta. Las pequeñas notas que aporta la vida cotidiana a la ciudad son doblemente agradecidas y éste fue el caso, por ejemplo, de la llegada de Gregorio y Txuti. Él podría pasar por ser un peregrino como los demás. Pero no fue así. Su compañero de viaje, es el que ha marcado su experiencia en la Ruta.
Gregorio no es un mochilero que peregrina a Santiago por motivos religiosos, por una ofrenda o simplemente por lanzarse a la aventura. Concluía la Ruta por tercera vez pues también lo hizo en 2009 y 2011.
Siempre acompañado de Txuti, un animal con el que mantiene una evidente unión como a la antigua usanza, que en ocasiones puede ser difícil de comprender. En su segundo Camino también le acompañó su mujer y tuve la ocasión de verles cerca de Hospital de Órbigo, en León.
"Me gusta caminar, la naturaleza y hablar con la gente, pero mi compañero es él", afirma. Y es que la hilaridad que a primera vista puede provocar la pareja se torna a los pocos minutos en un sentimiento de comprensión atestiguado por docenas de cámaras que no quisieron perder la ocasión de retratar semejante escena. ¡¡Mira, es un burro!! ¿Y habrá hecho el Camino de Santiago? ¡¡Qué pasada!! Eran solo algunas de las reacciones de los viandantes, que se paraban a hablar con Gregorio o que otorgaban sus caricias al dócil animal, que parece habituado a ser el objeto de los flashes. Y en realidad así es, pues este Camino resultó algo especial para ellos.
En él conocieron a Eliseo García y el fotógrafo Mondelo, que trabajaban en la agencia EFE hasta hace un año. Se pusieron a pensar en nuevos proyectos y decidieron publicar un libro sobre los asnos. "En una de las ocasiones que quedamos para tomar un café salió el tema de los burros y nos dimos cuenta de que a los dos nos gusta este animal. No en vano, Mondelo proviene de una zona minera de León y yo de un pueblo rural de Segovia. Antes en todas las casas había un burro, pues vale para todo tipo de trabajos. Muchas familias no tenían perro, pero sí burro. Vimos que este animal estaba desapareciendo y decidimos publicar un libro sobre él".
Comprobaron que el tema da de sí y se marcaron un plazo de un año para llevar a cabo la tarea de campo. Leyeron el reportaje sobre el burro peregrino Txuti que NOTICIAS DE GIPUZKOA publicó hace cuatro años y se pusieron en contacto con Zabalo. Mondelo se reunió en León para sacarles unas fotos y después el fotógrafo y el periodista les esperaron en Santiago.
Entraron en la plaza del Obradoiro y García dice que fue algo impresionante. "Fue como la entrada del Mesías en Jerusalén: entraron vitoreados por la gente “.
Consideran que Zabalo es el peregrino y amigo de los burros ideal. "La suya es una de las historias más curiosas que vamos a recoger en el libro. La relación entre Gregorio y su burro es casi familiar. Son como un padre y su hijo. Ése es el vínculo con los animales que nosotros recordamos de nuestra niñez".
La historia del peregrino de Zumarraga les ha llegado al corazón. "Ver con qué ilusión hace el Camino de Santiago este hombre de 75 años es algo maravilloso. Además, esta vez lo ha hecho tal y como era su sueño: saliendo desde su caserío".
FELIZ AÑO Y SALUD A TODOS.
Autor del blog.

 

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