Parque Natural del
Cañón del Río Lobos.
La ruta que os propongo es un
recorrido por un mundo tan sólo imaginado por los cuentos de hadas y sin embargo, está aquí a nuestro
alcance. No es un recorrido con dificultades pues es prácticamente llano. En 12
km el desnivel es de unos 30 m. Se trata de:
Cañón del Río Lobos
Al final del
cañón se halla la entrada de Ucero (Soria) que es la más usada y en donde se
encuentra el Centro de Interpretación del Parque Natural. Este se ubica en un
antiguo molino reconvertido en piscifactoría.
La zona más recorrida y conocida
del parque es sin duda la ermita templaria de San Bartolomé, en la explanada
que se extiende frente a la Cueva Grande, enorme gruta que permanece siempre
abierta y accesible. Más adelante encontraremos
la zona denominada del Colmenar de los
Frailes.
Son los restos de un enclave templario,
datado en el siglo XII; si hemos leído algunas páginas relativas a los
Templarios ya tendremos dispuesto el ánimo para adentrarnos en una cultura y
sus leyendas que podremos descifrar en este mágico lugar.
El Parque Natural del
Cañón del Río Lobos
es un espacio
natural protegido de la comunidad autónoma de Castilla y León. Con frecuencia, los ríos que surcan la meseta castellana logran tallar la roca caliza por la que discurren formando profundos cañones. Los paisanos los han llamado desde siempre hoces.
Así nos relata Ángel Almazán en su
libro "Por tierras de Soria, La Rioja y Guadalajara", el
enclave y la ermita:
La ocupación humana.
natural protegido de la comunidad autónoma de Castilla y León. Con frecuencia, los ríos que surcan la meseta castellana logran tallar la roca caliza por la que discurren formando profundos cañones. Los paisanos los han llamado desde siempre hoces.
Una
de las más llamativas y espectaculares es la que forma el río Lobos, en el
oeste de la provincia de Soria. Un prodigio de la naturaleza, con miles de
pináculos, farallones, meandros y grutas. Fue el primer parque natural de
Castilla y León.
Formado por
una antigua e intensa erosión fluvial del río se sitúa en las sierras de pie de
monte que separan las estribaciones de la Cordillera Ibérica y la alta meseta
del Duero. El río se encajona desde Burgos y continúa horadando las calizas
cretácicas en Soria recorriendo más de 24 km.
Morfológicamente
se trata de un profundo tajo excavado en las calizas mesozoicas del cauce
fluvial que ha dejado a la vista enormes paredones de varias decenas de metros
de elevación. Este tajo es fruto de una doble erosión, la debida al desgaste
del propio río y la debida a la disolución de la roca por el agua. El
hundimiento del lecho se ha producido al ceder las grutas que previamente había
excavado el agua.
Toda el área
es un inmenso karst con muchas cuevas y simas además de sumideros.
El sistema
de aguas subterráneas y acuíferos es muy completo. En su parte más baja
encontramos el terreno aluvial y en ciertos lugares también se pueden apreciar
estratos de margas, arcillas y conglomerados del cretácico inferior. En la
parte media del cañón abundan en su mayoría las calizas nodulosas y micríticas
con lacazina del cretácico superior con las capas de derrubios que provocan las
erosiones debido al ciclo hielo-deshielo. Finalmente en la parte más alta las
calizas pueden ir acompañadas por capas de arcillas arenas y conglomerados.
El acuífero
kárstico del cañón está formado por calizas del cretácico que se apoyan sobre
una base impermeable de margas. Este acuífero es muy vulnerable a la
contaminación ya que su parte no saturada no depura de manera idónea el agua
que le llega, es por esta razón que los pueblos que vierten al río Lobos tienen
que tener especial cuidado a la hora de depurar sus aguas.
Las 9.580ha.
que comprende fueron declaradas Parque Natural por Decreto de la Junta de Castilla
y León 115/1985 de 10 de octubre, en atención a sus singulares atributos
naturales. Posteriormente, en 1987, se declaró ese mismo ámbito Zona de
Especial Protección para la Aves (ZEPA).
Comienza
cerca del municipio burgalés de Navas del Pinar teniendo acceso desde Hontoria
del Pinar y finaliza cerca del municipio soriano de Ucero.
Los
accesos se realizan por los municipios de sus extremos y por la parte central
por el lugar llamado Puente de los
Siete Ojos, un viaducto de siete arcos que soporta el paso de la
carretera de San Leonardo a Santa María de las Hoyas.
En todas las
entradas hay aparcamientos y servicios de información. Y áreas recreativas en
varios puntos del parque: en el paraje de Siete Ojos, en Hontaria del Pinar, de los Agualinos y la de La
fuente del pino cerca de Santa María de las Hoyas. Hay cuatro miradores
dentro del parque como el Balconcillo
del río Lobos o el Mirador de
las Gullurías.
Hay muchas
actividades que se pueden realizar dentro del parque. Todas ellas están reguladas.
La actividad por excelencia es el senderismo.
El parque
está cruzado por dos rutas de Gran Recorrido, la GR-86, Sendero Ibérico Soriano y la GR-86-2,
Variante de San Leonardo. Para el acceso a algunas zonas en épocas concreta se
precisa permiso especial lo mismo que para andar en caballo. Se puede acceder
en bicicleta por las pistas y caminos señalados. La escalada está prohibida y
la espeleología requiere de permiso estando algunas grutas cerradas.
El tramo
final de su recorrido es el que tiene auténtico interés paisajístico y concluye
al pie de la popular Cuesta de la Galiana donde desemboca en el río Ucero. La
altura máxima del parque se encuentra en el Pico de las Navas de 1.351 metros
de altitud.
La formación
más espectacular es el propio Cañón fruto de
la doble acción erosiva, de
desgaste y, sobre todo, de disolución de la roca por el agua, siendo más vivo
el hundimiento del lecho al ceder las grutas subterráneas, por lo que aparecen
las típicas zonas cóncavas o lermas en los flancos del cañón, que además son
muy vistosas por los teñidos de óxidos y aguas que escurren.
Sobre Ucero,
en la carretera SO-920, se encuentra el mirador de La Galiana que permite
observar el parque desde el borde de los acantilados.
Existen
numerosas rutas de senderismo marcadas y la posibilidad de adentrarse en alguna
de las numerosas torcas, simas y cuevas que minan sus paredes.
La población
vegetal que habita este espacio natural está compuesta por diferentes especies entre las que destaca los emblemáticos
sabinares de sabina albar. Junto a este árbol se pueden ver poblaciones
abundantes de pino pudio, quejigo y encina.
En los espacios cubiertos de
matorral se pueden ver enebros, gayubas y aliagas que se complementan con
tomillo, espliego y salvia.
Las riberas
están pobladas por los chopos, alisos, álamos y los sauces y en las aguas hay
nenúfares, eneas y lentejuelas. En el roquedal podemos encontrar especies como
la Saxigraga cuneata y la Linaria
supina o las conocidas como zapatitos de la virgen y el ombligo de
Venus.
Su interior
se ha erigido en un espacio propicio al desenvolvimiento de diversas especies
animales que han encontrado en él un hábitat adecuado. Las de mayor presencia
son las aves, y entre ellas las rapaces como el alimoche, el halcón, el águila,
el azor y el búho real, y predominantemente el buitre leonado que puebla las
cornisas de los farallones y sus oquedades, y que se mantiene en permanente
vuelo por la bóveda virtual del cañón.
Otras aves
especializadas son: garza real, del medio acuático; alondra común, del medio
estepario; picogordo, del bosque; el alimoche y la chova pequirroja en los
cantiles, etc.
También
algunos mamíferos han encontrado acomodo en la hoz del río como corzo, jabalí,
conejo, ardilla, liebre, zorro, garduña, comadreja, tejón, nutria y
murciélagos.
En las aguas
de éste conviven truchas y nutrias. También hay un gran número de especies de
anfibios, reptiles y peces como la lagartija, la rana, la culebra, la víbora
hocicuda y el barbo.
Los
monjes templarios levantaron aquí una construcción románica en el primer cuarto del
siglo XIII con alguna influencia de un incipiente gótico.
Es el
lugar más visitado del cañón del río Lobos y destila magnetismo por los cuatro
costados. Formaba
parte de un cenobio templario del que sólo se conserva la capilla.
El
marco elegido no puede ser más impactante. Los elevados cantiles encierran al
río en un corsé húmedo y oscuro la mayor parte del año. Está llena de símbolos
que para muchos demuestran la relación de los templarios con el esoterismo y
las energías ocultas.
https://www.youtube.com/watch?v=M9t_2jWOJTU
https://www.youtube.com/watch?v=M9t_2jWOJTU
"En
un meandro del río Lobos, protegida por cantiles enormes, con el buitre leonado como vigilante eterno y
psicopompo desde la época celtíbera, con una enorme cueva donde oficiar los
Misterios de la Magna Mater, y asentando sus cimientos en la firme roca, se
encuentra uno de los Centros del Mundo más misteriosos de Europa: la ermita de
San Bartolo, antiguo templo del monasterio templario de San Juan de Otero. Todo
él es de sillería, para que las energías sutiles no se dispersen y puedan
concentrarse y favorecer a todo Peregrino del alba que busque la Gnosis. Tiene
este templo muchas similitudes con San Juan de Duero (Soria): planta en cruz
latina, hastiales rematados en triángulos, románico tardío y protogótico.
La
fecha de construcción parece ser del primer tercio del siglo XIII y algunas
marcas de cantería delatan manos aquitanas en la labra de los sillares. El
magnífico crismón del ábside nos está indicando igualmente que la iglesia fue
construida por una cofradía de los Hijos del Maestro Jacques que perdura hoy en
Francia con el nombre de compañeros Pasantes del Deber, y por tanto el templo
que estamos contemplando formaba parte de los Mil Caminos de Santiago con una
particularidad esencial: era además un Centro del Mundo con todo el telurismo y
el simbolismo necesario para que el Espíritu atravesara el cuerpo y el alma de
los Adeptos."
La
vinculación con la Orden del Temple está probada y junto a ella se abren misterios
que quedan por resolver. Esta ermita se halla a la misma distancia, en metros,
de los límites más externos al este y al oeste de la península Ibérica. La
unión entre el punto de ubicación de esta ermita con otros templos templarios
de la península forma una cruz de malta, el símbolo de la orden.
El 24 de
agosto se celebra la tradicional romería de San Bartolomé en la ermita del
cañón.
El Colmenar de los frailes.
Este paraje conocido como el Colmenar de los
Frailes, albergaba colmenas de la comunidad templaria. Estaban fabricadas con
troncos huecos de árboles y se alineaban en los resaltes rocosos del cañón.
Aún es hoy
posible ver algunas colmenas en diferentes emplazamientos del Parque Natural.
Desde
antiguo se sabe que el hombre ha venido ocupando estas tierras. Dan testimonio
de ello los grabados y pinturas rupestres halladas en algunas cavidades y
datadas en la Edad del Bronce. Hay construcciones romanas como el puente y la
calzada de Hontoria y el canal de Ucero construido para abastecer de agua a la
ciudad de Uxama. Los visigodos dejaron varias ermitas y el cementerio de Ucero.
La ermita de
San Bartolomé y el castillo de Ucero son construcciones templarias, el castillo
está levantado sobre un antiguo castro celtíbero.
La
Cueva Mayor parece observar a la ermita y sus visitantes con su ojo ciclópeo. La
cueva es una más de las surgencias por las que el agua de lluvia filtrada en la
parte superior del macizo recobraba de nuevo su libertad tras recorrer el
interior de la montaña mediante una red de galerías y grietas. Fue habitación
del hombre prehistórico y cuentan que durante las guerras carlistas se
refugiaron en su interior ejércitos enteros. En la ladera de la izquierda, una
gran ventana natural corona los picachos tallados por la erosión.
Nota:
La información aquí recogida se ha extraído de varias páginas web. Las imágenes son propiedad del autor del blog.
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