martes, 1 de octubre de 2013

Octubre.

Octubre.
 
 
Octubre es el décimo mes del año en el calendario gregoriano y tiene 31 días. Su nombre deriva de haber sido el octavo mes del calendario romano. Según la Real Academia, «octubre» es la forma preferida en el uso culto, mientras que «otubre» está en desuso, aunque no se considera incorrecto.
De acuerdo con una tradición, la piedra de octubre es el ópalo, y su flor, la caléndula.
Octubre es el mes en el que el otoño se empieza notar en nuestro entorno. Los días empiezan a ser más cortos, las temperaturas comienzan a bajar poco a poco, las hojas de los árboles amarillean y comienzan a caer. También es el mes en el que empezamos a degustar ricos frutos como las mandarinas y naranjas, las castañas y  avellanas, las peras y la uva, la berenjena y la calabaza. Un mes en el que el cole se alarga un poquito pero disfrutamos de grandes fiestas, como el día del Pilar. Y por supuesto también es un mes repleto de refranes populares.


Refranes de Octubre.

El labrador para octubre sus deudas cubre.

El octubre de la sombra huye, pero si sales al sol, cuidado con la insolación.

Octubre lluvioso, año copioso.

Octubre que termina claro, favorece lo sembrado.

Planta en octubre y tendrás todo el año.

En octubre, de la sombra huye.

En octubre no molesta la lumbre.




Otoño sin un adiós.
Miguel Visurraga Sosa

Ese verano caliente
como ninguno
se apareció,
mi ser no se alteró,
¡indiferente al amor me encontró!.

Otoño llegó,
como los otros pasados no fue,
transcurrió suave en calentura
y así jugábamos yo y ella inocentes,
surgiendo el amor, el deseo, la unión
...y la separación.

Brusco invierno, brusca separación,
y en mi imaginación, amor nuevo en primavera, redención
que no llegaba ...en otro puerto todavía anclaba.

Pensaba en ese amor de otoño:
sensual en bella mujer,
indagaba si existía o no existía,
¿sublimación!...

                                                                        El verano se fue de mi mente,

                                                                                      desapareció, así como vino, de repente,
                                                                                      el otoño fue real
                                                                                      sin un adiós de esa bella mujer ideal
                                                                                      ¡desesperación!


La caricia perdida.
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?


Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará... rodará...

Si en el viento te llaman esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?

Sugestión de un sauce
Debe existir una ciudad de musgo
cuyo cielo de grises, al tramonto,
cruzan ángeles verdes con las alas
caídas de cristal deshilachado.

Y unos fríos espejos en la yerba
a cuyos bordes inclinadas lloran
largas viudas de viento amarilloso
que el vidrio desdibuja balanceadas.

Y un punto en el espacio de colgantes
yuyales de agua; y una niña muerta
que va pensando sobre pies de trébol.
Y una gruta que llueve dulcemente
batracios vegetales que se estrellan,
nacientes hojas, sobre el blando limo.



Siempre.
Pablo Neruda.

Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.

Mil noches caerán con sus alas oscuras,
sin destruir el día que esperan estos muertos.

El día que esperamos a lo largo del mundo
tantos hombres, el día final del sufrimiento.

Un día de justicia conquistada en la lucha,
y vosotros, hermanos caídos, en silencio,
estaréis con nosotros en ese vasto día
de la lucha final, en ese día inmenso.

Poesía al otoño.

El otoño ha llegado
y las hojas se han secado
Sopla el viento
y las hojas se caen en un momento.

Y como hace frío
la estufa se ha encendido,
El calor del fuego
me hace sentir como nuevo.

Voy al huerto
y de granadas lleno el cesto,
Voy al campo
y un almendro planto.
Viene una ardilla
y se sienta en la silla;
El zorro tan astuto
se esconde tras el arbusto.

Qué más puedo decirte
si el otoño es tan triste.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario