miércoles, 19 de diciembre de 2012

Jardín de Cactus. Lanzarote.

Jardín de Cactus.
  
El Jardín de Cactus de Lanzarote, es un Cactarium que se ubica en una antigua cantera de extracción de arena volcánica (picón) que los campesinos lanzaroteños utilizan para cubrir sus cultivos y de este modo retener humedad que llegue a las raíces de las plantas. Se encuentra en la isla de Lanzarote, comunidad autónoma de islas Canarias y fue el último trabajo que realizó César Manrique en Lanzarote. El botánico Estanislao González Ferrer, se encargó de seleccionar y reunir los especímenes de las plantaciones.
Sus orígenes se remontan a la década de los setenta del siglo XX, cuando César Manrique, en pleno diálogo creativo con el paisaje insular, fija su atención en la antigua cantera de extracción de ceniza volcánica. El artista promueve que el Cabildo de Lanzarote adquiera el terreno, amuralle el complejo y restaure el tradicional molino. Sin embargo, debido a diversas vicisitudes, será necesario esperar a los años ochenta y se inaugura finalmente en 1990 convirtiéndose en la última obra de César Manrique.
El jardín se reconoce desde la carretera gracias al enorme cactus de color verde chillón creado por Manrique. Representa un magnífico ejemplo de una intervención arquitectónica integrada en el paisaje. César Manrique realiza este audaz complejo arquitectónico manteniendo el binomio inquebrantable de arte y naturaleza que se respira en todas sus intervenciones espaciales. Se encuentra situado en la localidad de Guatiza, municipio de Teguise, en el centro de un entorno agrícola caracterizado por las extensas plantaciones de tuneras dedicadas al cultivo de cochinilla. En las palas de las tuneras, también denominadas chumberas o nopales se cultiva un insecto parasitario denominado cochinilla, Dactylopius Coccus.
De las larvas recolectadas manualmente, se obtiene un tinte natural, la carmina. Utilizado tradicionalmente como tinte textil, en la actualidad este colorante natural es muy apreciado en la industria alimentaria y cosmética. Se trata de un cultivo en retroceso, debido a la competencia en el mercado de los colorantes sintéticos industriales.
En sus 5.000 m2 encontraremos alrededor de 10.000 ejemplares de más de 1.100 especies distintas de cactus originarias de lugares tan dispares como Perú, Méjico, Chile, Estados Unidos, Kenia, Tanzania, Madagascar, Marruecos y Canarias y otras zonas desérticas de la tierra. Cabe señalar que la colección botánica del Jardín de Cactus sigue en aumento con periódicas plantaciones de nuevas especies.
 
La entrada está formada por un laberinto alrededor de una estructura central con forma de taro, construcción de piedra destinada a curar el queso o también usada por los pastores para vigilar el ganado, que tiene como virtud ocultar la visión interior y provocar un efecto sorpresa en el visitante. Al cruzar la puerta nos encontramos con una visión de conjunto de todo el recinto. El interior presenta una estructura circular, metáfora posible de los cráteres insulares. Ya dentro, una escalera nos lleva a recorrer los sinuosos senderos empedrados y escalinatas que conectan las diferentes áreas ajardinadas del interior.
En el centro hay unos monolitos de picón compactado que han quedado intactos como testimonios de la pasada actividad extractiva. Estas nervaduras orgánicas armonizan con las formas caprichosas y originales de los cactus y existen pequeñas lagunas con nenúfares y peces de colores.  Cabe destacar la excelente conservación de uno de los característicos molinos de viento de Lanzarote. Blanqueado con cal, en él se puede ver cómo se elaboraba la harina de mijo canario utilizada para preparar el gofio.
Mimetizadas en el muro destacan dos construcciones de gran porte, cuya principal característica es el techo en forma de cúpula: una destinada a tienda y la otra a cafetería. En el interior de esta última podemos apreciar la elegante escalera de caracol y la escultura central formada de ramas de acero y boyas de cristal a modo de moléculas encadenadas que emerge de una pequeña fuente. Escultura, pintura, arquitectura… César Manrique dispone diferentes estímulos para que el visitante viva una experiencia íntima y enriquecedora.
Llama la atención la cantidad de elementos auxiliares innovadores: lámparas, pomos de puertas, papeleras, etc. que se encuentran en el interior y que nada tienen que ver con los modelos convencionales. Diseñados exclusivamente para este jardín, guardan una gran similitud con los cactus a los que acompañan.

A continuación el reportaje fotográfico.
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Nota: Todas las imágenes son propiedad del autor del blogg.

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