Es un municipio de la provincia de Málaga, en la Comunidad Autónoma de Andalucía situada entre los relieves de la Sierra de Almijara y el mar Mediterráneo a 300 metros sobre el nivel del mar. Como muchas otras poblaciones su origen se remonta a la época romana, pero es durante el período árabe cuando adquiere su fisonomía urbana.
Inmaculadas casas salpicadas por flores multicolores dan la bienvenida al viajero que se acerca a este malagueño pueblo de La Axarquía. En sus calles, cuajadas de cestas de esparto y mimbre, de cántaros y cerámica, de deliciosa miel, se respira su secular pasado morisco. Una vez fuera de la intimidad y de lo angosto de sus calles, se ve la anchura de un soberbio paisaje sobre la Costa del Sol.
Aires morunos se respiran al llegar a Frigiliana. El tono anaranjado de la teja de las casas contrasta con sus blanquísimas fachadas. El "Barribarto", como es conocido el casco antiguo por los vecinos, es una sucesión de pulcras calles cuajadas de flores multicolores en las que, a primera hora de la mañana, sobre algunas de las fachadas, se posan cestos de esparto y cerámica típica en las tiendas que se sitúan por las estrechas vías. El pasado de este rico lugar de la comarca de La Axarquía se remonta entre el 3.000 y el 1.700 A.C. por los restos hallados. También existió un poblado paleopúnico, del que se conserva una necrópolis en el Cerro de la Sombras. Y la impronta romana, ha dejado huella hasta nuestros días, ya que Frigiliana, era la antigua Frexinius. Ana, significa villa o propiedad. La unión con el término Frexinius desembocó en el nombre actual.
El reflejo del azulejo marca la historia pasada de Frigiliana. Doce paneles cerámicos repartidos entre sus inmaculadas casas cuentan la vida y diáspora morisca por estas tierras. La batalla en el Peñón de Frigiliana acabó con siglos de convivencia entre culturas por estos pagos. Tras la misma, más de seis mil moriscos que se habían concentrado en este rincón malagueño debido a su tolerancia y convivencia, fueron expulsados por el ejército castellano. Más de siete mil personas llegaron hasta Frigiliana sin saber que aquí se iniciaría una de las batallas más sangrientas de las habidas en la comarca. El Peñón se cubrió de un rojo manto de sangre en el que yacían más de dos millares de moriscos muertos.
Tres mil niños y mujeres fueron apresados y vendidos como esclavos. La sangre y los muertos sumían en el dolor tanto a cristianos como a moriscos. El arraigo a este suceso es tan grande en Frigiliana, que el día de San Antonio se rememora esta batalla. Tal vez, en honor a la vida morisca, cuando se hicieron los paneles cerámicos creados por Amparo Ruiz de Luna se decidió utilizar el blanco árabe marfil, para el fondo, los verdes y marrones vidriados y el negro, para los perfiles, al igual que la técnica de los moriscos de Bentomiz. Curiosamente, sólo en uno se utiliza el rojo para representar la bandera morisca.
En Frigiliana confluyen muchos de los tópicos que incesantemente se aplican al típico pueblo andaluz de montaña que mira al mar. En este caso todos los tópicos se cumplen e incluso son superados por una sensación inmaterial de tan difícil explicación como de fácil percepción y que tal vez nadie acierte a identificar si no es recurriendo a otro tópico: el embrujo. Tópicos aparte, el casco antiguo está considerado como uno de los que mejor conservan en toda la provincia su primigenia estructura morisca. Su anárquico trazado, bajo la visión del siglo XXI, lleva al visitante de sorpresa en sorpresa: volúmenes arquitectónicos insospechados, calles, callejones, pasadizos cubiertos, escaleras, flores y plantas hasta en los lugares más inverosímiles, mezcla de olores de oculta procedencia, historia antigua en la cal reciente.
Cada rincón del casco antiguo tiene su identidad particular, con calles empedradas, generalmente empinadas, una limpieza extrema, responsabilidad casi exclusiva de cada vecino, plantas y flores adornando los rincones, y una blancura de las fachadas que llenan de luz las calles. En Frigiliana se encuentran los restos que la rica historia ha dejado en forma de monumentos que aún hoy permanecen como parte natural de sus calles.
Aquí va una serie de fotografías de Frigiliana. Pulsando encima se ve a ampliada.
Nota: Parte de los textos han sido recogidos de revistaibérica.com y folletos informativos.
Las fotografías son propiedad del autor del blogg.
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