Castrillo de los Polvazares.
Castrillo de los Polvazares es una localidad perteneciente al municipio de Astorga, en la Maragatería, comunidad autónoma de Castilla y León. Se trata de una de las poblaciones del Camino de Santiago Francés. Según algunas fuentes, el nombre "Castrillo" procede de la cercanía de dos castros: el Castro de San Martino y el de Teso de la Mesa.
El pueblo se conserva prácticamente en su estado original. Todas las casas están construidas en piedra, y las calles no están asfaltadas, sino empedradas. Desde 1980 está declarado por el Consejo de Ministros como Conjunto Histórico-Artístico de alto valor monumental. Originalmente se encontraba en una ubicación distinta. Fue destruido por unas riadas, y se reconstruyó en el siglo XVI en su emplazamiento actual.
Sus habitantes fueron tradicionalmente arrieros maragatos. Estos comerciantes traficaban con vinos, pescados, y muchos otros bienes. Las casas, llamadas "casas arrieras", están estructuradas en función de esa actividad, existiendo grandes puertas para el paso de carros, patios interiores que son el centro de organización de la casa, cuadras, y algunas grandes bodegas. Gozaron de gran poder e influencia en la zona entre los siglos XVI y XIX.
La comarca maragata está situada en un punto estratégico en las comunicaciones del interior de la península y Galicia. Los maragatos transportaban al interior salazones de pescado traídos de la costa gallega, y al volver a su tierra cargaban con embutidos y productos de secano. La decadencia de esta casta comenzó con la llegada del ferrocarril a Astorga en 1866.
Castrillo de los Polvazares es la localización elegida por la escritora Concha Espina para ubicar su novela La Esfinge Maragata, en la que rebautiza al pueblo como "Valdecruces". Otra personalidad relacionada con este pueblo es René Clair, cineasta francés, cuya mujer vivió aquí hasta su muerte en 2006.
La principal actividad económica del pueblo en la actualidad está basada en el turismo y en la artesanía. Sus principales reclamos turísticos son su arquitectura típica y su gastronomía, con el cocido maragato como estandarte. Los restaurantes más conocidos del pueblo están situados en casas maragatas rehabilitadas para ese menester.
El cocido maragato es una de las indiscutibles banderas del buen comer cuya fama sobrepasa con holgura la región. Plato propio de fogones populares merece la pena descubrirlo en Castrillo de los Polvazares. Apreciado por propios y extraños tiene, al igual que los propios maragatos, un origen incierto. Lo más probable es que sea un plato propio de labradores, que por su dura labor necesitaban un alimento contundente en una sola colación. No en vano, consta de sopa, berza, garbanzos y siete carnes, amén de postre. La mayor de sus peculiaridades es que se sirve al revés, es decir, en orden inverso al resto de cocidos españoles. No puede faltar como afortunado cierre a este almuerzo unas natillas con bizcocho.
En 2004 y 2006 se celebraron en Castrillo y Astorga las Jornadas Napoleónicas, en recuerdo de la Guerra de la Independencia Española. En estas jornadas, los ejércitos francés y español desfilan por Astorga, los generales arengan a sus tropas, y se recrea el ataque y sitio de la ciudad de 1810. En un primer momento los españoles capitulan. Más tarde, la batalla se desplaza a Castrillo de los Polvazares. Allí, en la primera batalla, el corregidor y el cura son capturados por las tropas napoleónicas mientras toman el pueblo. Al caer la noche, en la segunda batalla, los españoles contraatacan, rescatan al corregidor y liberan la villa. Esta batalla da pie a la posterior reconquista de Astorga.
Aquí se pueden ver algunas imágenes del pueblo.
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Nota: Todas las imágenes son propiedad del autor del blogg.
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